Azúcar: el Satán blanco?

El azúcar no solo lo encontramos en las azucareras de los bares o en los cereales que los chicos comen con el desayuno. Ese tipo puntual se conoce técnicamente como sucrosa pero es tan solo una variedad. Las frutas también contienen azúcar bajo la forma de fructosa. La mayoría de los carbohidratos contiene azúcar bajo la forma de glucosa. La leche tiene azúcar bajo la forma de lactosa. Y los alimentos procesados están repletos de azúcares refinados y endulzantes artificiales que van desde el jarabe de maíz de alta fructosa hasta el aspartamo (i.e. Nutrasweet), la sucralosa, y el stevia, por nombrar solo los más comunes. Cualquier otro endulzante no es más que una combinación de moléculas de glucosa y fructosa, (cuanto mayor sea el porcentaje de fructosa más dulce será) por eso muchos de sus efectos biológicos son similares.

El principal problema de los azúcares refinados y los endulzantes artificiales es que no contienen proteínas, ni vitaminas, ni minerales, ni antioxidantes, ni fibra…la mayoría de ellos son calorías vacías de contenido nutricional que desplazan en lugar a otros alimentos más nutritivos. En el mejor de los casos solo producen problemas dentales y aumento de peso.

Pero independientemente de sus formas, ninguno de nosotros está genéticamente diseñado para consumir la cantidad de azúcar que ingerimos actualmente. Solo en las últimas dos décadas la industria alimenticia ha introducido más de 15 mil nuevos alimentos a su oferta, la mayoría de los cuales son carbohidratos con alto contenido de azúcar. Si uno se pone a pensar es llamativo que la mayoría de los “alimentos” que forman para de nuestra dieta directamente ni existían hace miles de años. Si no me creen vean una serie histórica. No basta con ir muy atrás. Solo 200 años atrás a comienzos del siglo XIX consumíamos un promedio de 20 cucharadas de azúcar por mes. Dicho consumo ha trepado en la actualidad a 50 cucharadas, pero por día! Un incremento de casi 80 veces. Como vemos en el gráfico esto ha traído una epidemia de obesidad, entre otros problemas.

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Estudios tras estudio se ha comprobado la correlación existente entre el consumo excesivo de azúcar y carbohidratos de alta carga glicémica por un lado y la incidencia de pre-diabetes, condiciones cardiovasculares, diversos tipos de cáncer, obesidad, y trastornos mentales/cognitivos por el otro.

Como ya explicamos, el consumo desproporcionado de carbohidratos simples y azúcares refinados promueve la producción excesiva de insulina, la cual altera los niveles de azúcar en sangre. Estos vaivenes usualmente desembocan en cuadros de hipoglucemia, que nos induce a seguir ingiriendo azúcar. Pero en el camino también aparecen otros síntomas como ansiedad, cambios de humor y hasta fatiga y depresión debido a los cambios hormonales que ocasionan los picos de insulina. Con el tiempo el exceso de insulina produce resistencia en las células y un desgaste en el páncreas. Llegado ese punto nuestro organismo pierde la capacidad para procesar carbohidratos. El azúcar y la parte que es transformada en grasa en lugar de movilizarse al interior de las células quedan circulando por el torrente sanguíneo. Debido a este mayor contenido de grasa, la sangre literalmente deja de ser roja y adopta un color rosado. Al hacerse más espesa también nos deja con un mayor riesgo de infarto y de eventos cardiovasculares.

Hoy se sabe que la producción excesiva de insulina produce muchos otros problemas: (i) incremento en los niveles de colesterol “malo” y reducción del colesterol “bueno”, (ii) la insulina reduce la sensación de saciedad por ende fomenta el aumento de peso, (iii) incrementa la inflamación y la producción de radicales libres, (iv) al consumir las reservas de vitaminas del complejo B incrementa los niveles de homocisteína, un aminoácido que aumenta la probabilidad de sufrir atrofia mental y Alzheimer, (v) y también altera la producción de hormonas sexuales afectando los niveles de testosterona.

Pero además de los efectos sobre los niveles de insulina, cualquier persona que ingiera regularmente golosinas, helados, gaseosas, barritas de cereal, galletitas dulces, bebidas energizantes, jugos de frutas, o cualquier otro “alimento” con sabor dulce está ingiriendo una enorme cantidad de endulzantes artificiales bajo formas tan diversas como jarabe de maíz de alta fructosa, glutamato de sodio, o aspartamo. En casi todos los casos se trata de químicos y sustancias artificiales que contienen gran cantidad de neurotoxinas, sustancias que además de ser muy adictivas llegan al cerebro con relativa facilidad. Una vez allí, producen daños en las mitocondrias, sobre-estimulan las neuronas, desequilibran la producción de neurotransmisores, y promueven la formación de radicales libres. Algunas personas resultan ser particularmente sensibles a estos aditivos y se han reportado hasta casos de palpitaciones, dolores de cabeza y mareos a los pocos minutos de ingerirlos. La popularización de estos aditivos no es otra que su bajo costo, que los hace ideales para su utilización a gran escala. Otra de sus propiedades es la de potenciar muchos sabores, motivo por el cual los encontramos en la mayoría de los alimentos procesados.

Y estos son tan solo algunos de los mecanismos por el cual el consumo excesivo de azúcar incrementa la predisposición a enfermedades cada vez más comunes como la diabetes, la obesidad, la hipertensión, y condiciones neurológicas como el Parkinson y la pérdida prematura de memoria (pre-demencia), por nombrar algunas. Por estos motivos en el año 2003 la Organización Mundial de la Salud incluyó dentro de sus recomendaciones limitar el consumo de calorías bajo la forma de azúcares refinados a menos del 10% de la dieta. Muchos expertos como Robert Lustig creen que este cociente (o cualquier otro) es elevado y directamente recomiendan eliminar el consumo de azúcar en cualquiera de sus formas.

Referencias:

  1. David Perlmutter. The Better Brain Book: Improve Memory and Sharpness, Prevent Aging of the Brain. Riverhead Books, 2004.
  2. Brant Cortright. The Neurogenesis Diet and Lifestyle: Upgrade your Brain, Upgrade your Life. Phsyche Media, 2015.
  3. Gary Taubes: “Is Sugar Toxic?” New York Times Magazine, April 13, 2011. https://goo.gl/oqW57C
  4. Mercola. “New study confirms that fructose affects your brain very differently than-glucose”. Febreary 28, 2011. https://goo.gl/uiFIdX
  5. Gary Taubes. Good Calories Bad Calories: Fats, Carbs and the Controversial Science of Diet and Health. Anchor Books, 2008.
  6. Mark Hyman. The Ultra Mind Solution. Simon & Schuster, 2009.

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